¡La fiebre de la Copa del Mundo se ha desatado! Incluso aquí en los Estados Unidos, donde la selección nacional no calificó, es difícil escapar de la vista de los juegos y la emoción de los fanáticos. La inmigración tiene una parte no pequeña en la explicación de esto. Los Estados Unidos es el hogar de inmigrantes de todos los rincones del mundo y ve las expresiones de alegría de los aficionados animando a los equipos de su país de origen. Sin embargo, no es solo un fenómeno estadounidense. La inmigración es un fenómeno global. Es visible en los campos de fútbol de Rusia mientras se celebran los partidos de la Copa del Mundo.
FIFA (Federación Internacional de Asociaciones de Fútbol, por sus siglas en francés) publica muchas estadísticas sobre los equipos en la Copa del Mundo. Esto es lo que dice, en parte, sobre la inmigración:
De los 1.032 jugadores que participaron en los clasificatorios para los 31 equipos clasificados y los 40 jugadores rusos considerados, 98 nacieron fuera de la asociación representada (9.1%). El porcentaje máximo se midió para Marruecos (61.5%), mientras que siete países no incluyeron a ningún jugador nacido fuera de sus fronteras nacionales.
El tema de la movilidad humana, la migración y la doble nacionalidad es tal que ahora la FIFA permite a los jugadores representar a un segundo país. Las cifras, sin embargo, no reflejan cuántos jugadores nacen en el país que representan, sino que son hijos de inmigrantes de primera o segunda generación. Eso daría porcentajes más grandes. Esto es solo un ejemplo de cómo las personas se mueven y llevan sus talentos consigo.
La inmigración, sin duda, presenta desafíos para el migrante, el país de origen y el país receptor, pero una y otra vez, se vuelve obvio que el balance es positivo. Vivimos en una era global y el movimiento ordenado de las personas es algo para celebrar. El sistema de EE. UU. ofrece muchas vías para esto, desde inmigración basada en la familia, visas de empleo, incluso para atletas profesionales como muchos futbolistas, y protección para los perseguidos y las víctimas. Los fuegos de la inmigración han forjado a este gran país generoso y debemos preservar este gran experimento estadounidense.